lunes, 29 de octubre de 2007

LA JOVEN JANE AUSTEN. Lentitud georgiana.

Reconozco que me encanta Emma. Me gusta tanto que puedo verla millones de veces. Para mi es como Mujercitas. Sí, soy una mujer y me gustan las películas ñoñas. Orgullo y prejuicio, la recientemente estrenada, no me parece tan maravillosa pero me entretuvo bastante. A la joven Jane Austen le faltan tres cosas: gancho, momentos de lío y un final feliz. Todos, al menos las romanticonas empedernidas, sabemos que la autora de tan hermosas novelas no tuvo un final feliz.
En esta película los momentos románticos son más descriptivos que románticos. Personajes que se nos presentan como paletos acaban, en los últimos minutos, pareciendo los más interesantes de la película. Y la realidad acaba con todo resquicio de pasión juvenil. Alguien debería explicarles que la pasión no es lo mismo que el amor. No termino de entender como ella cree estar enamorada más allá de un enchochamiento que todos hemos tenido a esa edad. Los personajes no se conocen, al menos no más allá del desprecio mutuo en público y el achuchón en privado. La atracción descrita no se experimenta entre los actores que en mi humilde opinión, no tienen química.
Si bien su historia tiene puntos interesantes, al estar contada como una de sus novelas carece del atractivo y la fuerza de estas, quedando como mera anécdota. Carece de esos momentos de lucidez de las novelas de Jane, que llegan al espectador. Los momentos de lucidez se pierden y desvanecen, no por ser malas noticias en su mayoría sino, por no estar correctamente contados. Carece de esos momentos románticos con personajes casi torpes que meten en líos a todo aquel que se cruza en su camino. Carecen de entuertos. Y al final la película se transforma en una sucesión de malas noticias que los personajes afrontan con esmero.
Siendo franca no puedo decir que sea una película de tarde de lluvia. Diría que se queda en película de mediodía, o incluso de siesta.

sábado, 27 de octubre de 2007

STARDUST. Aquello que nos hace brillar.

Te devuelve a la infancia. A ese maravilloso momento en el que todavía crees que todo es posible. Cuando te emocionabas con La princesa prometida o Dentro del laberinto. Te hace soñar. Te hace creer. Es divertida. Es mágica. Es brillante. Es como todos esos cuentos que nos han hecho soñar, creer, reir, llorar y hasta desear. Con sus malos malísimos, sus buenos incomprendidos e inocentes que maduran con la aventura. Con los amigos que ayudan al héroe, los enemigos que lo tienen tan cerca y a la vez tan lejos. Con aquellos que buscan algo que no encuentran y los que encuentran algo que no buscaban. Todos son fantásticos y románticos, aventureros y torpes, hermosos e imperfectos. Tal y como vemos las historias de niños. La historia se introduce lentamente en tus venas y atraviesas los peligros con ellos, vives con ellos los descubrimientos y conoces gente que se queda en tu corazoncito, incluso te enamoras con y de ellos.
La bruja, increíblemente interpretada por Michelle Pfeiffer. La estrella que más que una estrella es un ángel que extrae de todos a los que toca ese toque mágico. El héroe que descubre que el futuro no es siempre como uno planea, sino que la vida te muestra lo que necesitas. Los príncipes que descubren que la avaricia rompe el saco. Y el maravilloso De Niro que nos sorprende con un personaje inesperado, que aunque al principio recuerda a Hook pronto olvidamos este personaje y vemos el capitán Shakespeare en todo su esplendor. Los efectos especiales desaparecen haciéndose parte de la historia y encajando para contarnos el cuento. Una narrativa y una imagen claramente brillante y soñadora.
Nuestro corazón se transforma en un niño de 7 años capaz de creer aún que el mundo es un lugar maravilloso en donde las aventuras transforman y recompensan a los héroes, y en el que los malos reciben su merecido castigo.
Huele a palomitas dulces y a tarta que reposa en el alfeizar. Su tacto es suave como las manos de mama cuando te acarician. Y recuerda a los juegos infantiles bajo las sábanas más allá de la medianoche.

martes, 9 de octubre de 2007

Serie: PUSHING DAISIES.

No quería comentar series porque ya existen muchas páginas que lo hacen y mejor que yo. Pero he decidido que como es una página sobre películas también puedo incluir cualquier reseña sobre cualquier producto audiovisual con el que me entretenga entre semana. Las reglas están hechas para romperlas ¿no? Así que ahí va.
Me he enamorado. Sólo he visto el piloto y puede que el resto de la serie no esté a la altura. Pero me parece que la vida no estaría completa sin haber visto este capítulo. Es como pasar por la vida sin haber leído Romeo y Julieta o como no haber escuchado nunca Home de Michael Buble. Es perfecto de principio a fin. Llama a tus sentimientos. Te hace comprender que la vida es increíble y que tienes suerte por lo que sientes.
El primer episodio es como si alguien hubiese conectado con el universo de Amelie y estuviese dispuesto a ofrecernos un poquito más de esa magia que a todos nos encandiló. No sólo por los colores saturados que en este caso en vez de rojo y verde, tienden al azul y el amarillo. Combinación que por cierto es mi favorita. Sino porque ese amor casi de cuento infantil, esa inocencia, ese punto de incomprensión del mundo inundan tu corazoncito. Amas al chico, amas a la chica, abrazarías hasta al perro. También tiene ese puntito de sobrenatural que tanto nos gustó de Buffy. Y también de Buffy sacan el concepto de los límites del amor, las reglas que algo sobrenatural les impone a los protagonistas. Ese amor verdadero sin poder tocarse. Es hermoso, poético y triste a la vez. Mientras que los colores lo hacen alegre, atrevido y te transportan a un mundo donde todo es posible.
Así que si sois romanticones empedernidos y seguis queriendo ver el mundo con esa mirada inocente de los niños, os recomiendo esta serie que ha empezado en USA los miércoles.
UPDATE:
La serie es de Bryan Fuller, el creador de series tan extrañas y maravillosas como Heroes, Dead like me (Tan muertos como yo) y Wonderfalls. Wonderfalls no ha llegado a España y se canceló. Yo sólo vi un episodio porque viaje por el mundo y me quedé con ganas de ver más.

martes, 2 de octubre de 2007

THE LAST KISS. Predigo accidente.

Creo que he encontrado la comparación perfecta, es como un capítulo de Pocoyo. La diferencia es que Pocoyo representa a un niño de 3 años que te pone de los nervios porque esta empezando a aprender y dura sólo unos 10 minutos. Esta película parece que trata de personas normales, con problemas normales. Problemas como el miedo al compromiso, o a cambiar su vida, o con falta de comunicación, o mala comunicación, o simplemente tan exhaustas que se han olvidado del que tienen al lado. No digo, no me atrevería a hacerlo, que es una mala película. Representa bastante la vida real. Simplemente digo que te pone de los nervios. Que es como ver 4 accidentes a cámara lenta. Sabes que va a pasar, no te sorprende y aún así no te puedes creer que sean tan gilipollas. Lo que pasa es que los accidentes son decisiones que toman y por lo tanto no son accidentales, valga la redundancia. Y que un accidente si tienes 3 años no tiene las mismas consecuencias que con 25, porque no tienes la misma capacidad de verlas venir.
Pues a mi personalmente no me ha gustado. Tenía ganas de estamparlos contra la pared a ver si así recapacitaban (es una forma de hablar). Pero tengo que reconococerle una cosa es como la vida, en tanto en cuanto tiene sus momentos que en vez de ser estelares, son cutres. Exactamente igual que cuando tú lo intentas. Por poner un ejemplo dar un portazo en una casa vacía. Lo cual no tiene ningún sentido. Nadie lo oye. Pero es a la vez liberador y cutre. O cuando intentas irte tras una frase genial, pero no te vas lo suficientemente rápido y el otro se queda con cara de "¿pero lo cualo?". En eso es única y genial. E incoherente en una cosa, si fuera tu hija tu no defenderías al que ha mancillado su honor (es una forma de hablar). Ya sabemos que es un remake, no vi la original pero seguro que esta es una versión más light. Así que ahí va, a los que os gusta estresaros en el cine y que el cine refleje la vida probablemente se convierta en una de vuestras películas preferidas.